El sueño criollo fue el anhelo americano de compartir nación y monarquía con España, gozando a la vez de autonomía. Hasta 1821 se planteó esta aspiración por parte de las élites americanas, truncada por la reiterada negativa metropolitana a admitir tal posibilidad. Para 1825 todas las posesiones españolas de la América continental se habían emancipado de la monarquía y de la nación españolas. Fue la primera experiencia independentista en España. El sueño se hizo realidad, sin embargo, en las provincias vascas desde 1839. Contra lo que suele afirmarse siguiendo la estela de Sabino Arana, no se data en ese año la agonía foral vasca y navarra. Más bien, es entre 1839 y 1876 cuando se conformó un doble constitucionalismo en el área vasconavarra, de cuyo discurso participaron casi todas las ideologías entonces activas. Este ensayo reconstruye esa cultura política, cuya desaparición se debió más a la irrupción del nacionalismo que a la propia ley de fueros de 1876.