Durante 25 años hemos escuchado las voces de personas perseguidas de los cinco continentes, las voces de las víctimas de las guerras, de las torturas, de las dictaduras, las voces de las personas que recorrieron miles de kilómetros en condiciones muy difíciles hasta llegar a nuestro país, donde solicitaron la protección que les prometía nuestra Constitución y la legalidad internacional. Las voces de los refugiados fueron el aliento que estimuló el formidable trabajo solidario de las personalidades que fundaron CEAR. En su creación convergieron personas que llevaban varios años trabajando en distintos espa­cios de solidaridad con los refugiados, que aquellos años procedían sobre todo de un Cono Sur latinoamericano subyugado por atroces dictaduras militares. Gracias a su compromiso ejemplar y a la labor de todos sus trabajadores voluntarios y contratados, CEAR es hoy la principal organización española de defensa de los refugiados y una de las más importantes de Europa. En nuestro 25 aniversario queremos dar la palabra, una vez más, a los refugiados y las refugiadas. Para reflexionar con ellos sobre la compleja evo­lución del mundo en este cuarto de siglo, para evocar la trayectoria del dere­cho de asilo y la acogida a los refugiados en España, para repensar el traba­jo de nuestra organización y continuar adelante con mayor ímpetu. Y sobre todo para convocar, como lo hicieran nuestros fundadores en 1979, a la sociedad y al Gobierno a adquirir un mayor compromiso con los refugiados. España debe proporcionar una acogida humana y humanitaria a los refugia­dos, acorde con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Con­vención de Ginebra y nuestra Constitución. CEAR afronta este desafío con todo su empeño, porque sabemos que el compromiso con los refugiados, la ayuda a las víctimas de las violaciones de los derechos humanos, es imprescindible en este mundo donde los intereses económicos y geopolíticos de las grandes potencias prevalecen sobre la vida y la dignidad de la inmensa mayoría de la humanidad.