No es fácil descifrar la labor de Gerardo vera , desentrañar las claves de su facultad para afrontar diversos trabajos, saber cómo se es capaz de cambiar de registro durante una vida, cómo se puede tener la habilidad de diseñar espacios para ficciones teatrales, operísticas y cinematográficas, dirigir después esas ficciones y, al mismo tiempo, ser el gestor, ahora, de uno de los centros culturales más importantes del país. Un creador de mundos imaginados, a veces más poderosos que la propia vida, y alguien que constantemente reinventa la realidad.