Muchos años después de haberse conocido, siendo aún adolescentes, Bruno y Francina se reencuentran. Ese encuentro abre una caja de sorpresas en ambos. Toda una vida los había separado y ahora, tal vez, toda una vida iba a quedarles por delante. Todo reencuentro amoroso es una reinvención del mundo, y en Cabello de ángel asistimos, como espectadores indiscretos, pero íntimos y en definitiva cómplices, a una nueva posibilidad de amar.