La idea de que los cristianos están llamados a orar no es nueva. Sin embargo, el verdadero desafío se halla en la recuperación de un modo de oración profunda que conduzca a la experiencia de la comunión con Dios, lejos de las distracciones superficiales y de la autocompasión. La tradición de la meditación cristiana, enraizada en Jesús, la Iglesia Apostólica y los Padres, ofrece un método y una disciplina sencillos que han servido a millares de personas a lo largo de la historia. Tal vez por desconocimiento, muchos creyentes buscan en Oriente formas importadas de oración, olvidando los caminos que atesora la meditación cristiana de todos los tiempos. Main, John