Este libro afronta el problema de la interrelación entre arte y conocimiento desde la definición de un objeto de estudio en el que ambos factores concurren ineludiblemente: la ilustración gráfica. Para ello parte de un concepto de ilustración que, más allá de la común valoración utilitaria y subrogada al texto, está profundamente implicado con el psiquismo, la cultura, el arte y la ciencia occidental. Se perfila así lo que es no ya solo un género creativo, sino una categoría de naturaleza dúplice, esto es, estética y epistemológica. La ilustración gráfica pertenece a un ámbito de creación de imágenes en el que se engarzan dos factores que han revolucionado la modernidad: la información y la comunicación visual. A partir del Renacimiento, la ilustración gráfica serviría para la definitiva implantación de nuevos paradigmas visuales a través de la cultura del libro, encontrando su momento de mayor diversidad a lo largo del siglo XVII.