Informes, manifiestos y directrices abogan desde hace tiempo por un cambio de modelo de biblioteca pública en nuestro país que sea capaz de situarla como la institución clave de la sociedad de la información y del conocimiento. Ello implica apostar por bibliotecas públicas con un proyecto definido, atractivo para ciudadanos, administraciones y políticos desarrollando un amplio abanico de funciones: fomento del hábito de lectura, acceso al conocimiento, alfabetización informacional, formación permanente, instrumento de integración y cohesión social y defensa de la diversidad lingüística y cultural. En definitiva, bibliotecas públicas que sean consideradas como un motor de cambio para las personas y las comunidades. Pero transformar el modelo de biblioteca pública dificilmente tendrá éxito si no va acompañado de un cambio decidido en su organización interna, en sus formas de trabajar, de interaccionar, de comunicar y en los valores de su cultura organizacional. Estos han de ser los pilares básicos que sustenten este cambio. La biblioteca pública del siglo XXI : atendiendo clientes, movilizando personas considera a la biblioteca como una organización de servicios y a los usuarios y al personal como los grandes protagonistas y beneficiarios de este cambio que se está desarrollando.
