En nuestra sociedad, quien decide transitar el camino del divorcio lo hace a ciegas y lo hace mal. Cuando alguien que ha dado este paso relata su experiencia, la respuesta es evasiva o contiene recriminaciones contra los abogados, el juez, el sistema legal; siempre hay en ella un elemento de frustración y culpa. Si se consigue destacar al ser humano en el proceso de divorcio, entender los caminos emocionales por los cuales transita, ayudarlo a reorientar su comportamiento en el sentido de la actualización de su potencial, se estará realizando un cambio en el procedimiento de divorcio. Y, si se logra poner los intereses de los hijos primero, se estará realizando un cambio en la cultura. El marco legal dentro del cual se da la transición del divorcio está cambiando. La mediación es producto de ua era que toma en cuent la dimensión espiritual del hombre. Por lo tanto, el carácter voluntario de la mediación no se puede violar, por más que el proceso, como paso previo al divorcio, sea obligatorio, puesto que el acuerdo final es voluntario y no se puede llevar a cabo sin el consentimiento de las dos partes. Este libro se dirige no sólo a los abogados, mediadores. Psicólogos y counselors y quienes los asisten, sino también a las parejas que terminan su matrimonio.