Siguiendo las directrices de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, este libro no hace distinción de las personas según raza, sexo, edad, religión, profesión, origen, opinión o curvatura de la nariz..., Simplemente se cachondea de los abogados, los ancianos, los andaluces, los aragoneses, los argentinos, los asturianos, los catalanes, los cristianos, los cubanos, los curas y monjas, los chilenos, los de color, los discapacitados, los españoles, los estadounidenses, los gallegos, los gitanos, los hombres, los homosexuales, los informáticos, los ingenieros, los judíos, los madrileños, los médicos, los mexicanos, las mujeres, los musulmanes, los niños, los orientales, los poco agraciados y los vascos. Sin distinción alguna. ¡Aquí no se salva ni Dios!...