Casi todos los conflictos bélicos del último siglo tuvieron su origen en los hidrocarburos y el pulso que su tenencia o falta genera. El carácter estratégico de esa materia prima fundamental se vincula directamente a los vaivenes del poder. La creciente demanda, asimismo, se traduce en pronósticos poco alentadores. Diversos estudios realizados durante la última década permiten prever el agotamiento de las reservas de petróleo y gas natural para dentro de 44 y 65 años respectivamente. Pero si la actual tasa de crecimiento mundial continúa a los ritmos actuales ese plazo se acortaría drásticamente. El sociólogo Ricardo De Dicco parte de estos datos para plantear la urgente necesidad de desarrollar fuentes alternativas y renovables de energía