Poco antes de morir, David debe encontrar el error trágico de su vida para poder seguir su viaje al otro mundo. Pero, pronto, al rememorar su existencia, descubrirá que nada es lo que parece, ni siquiera la muerte. Normalmente tendemos a pensar que la muerte es un final. Un final irremediable, impuesto y ante el cual no existe ninguna opción. Sin embargo, en el caso de David, esto sólo es un comienzo porque en el momento de morir no encuentra el vacío que siempre pensó.