Cuatro meses en la India. No fueron a buscar, querían mirar. Y vieron: de Calcuta a las danzas sagradas del sur, de Mumbai a Delhi, las llanuras eternas del Karnataka, los cafetales de Kerala, el lodo, de los captadores de iluminación a las viudas condenadas al infierno en vida, la columna vertebral del Himalaya. Vieron de cerca el miedo a la malaria, la paz del Ganges, los ojos tintados de opio de los santones, el cielo más amplio del mundo, los exiliados del Tíbet, el polvo purificador de los templos, moscas avariciosas de piel, los cadáveres ardientes, el acoso de los vendedores, las ratas ahogadas por el preludio de las lluvias, la casa para los desahuciados de la madre Teresa. Vieron y escribieron. Y encontraron, tal vez, después del tiempo, un ápice de comprensión. Obra apasionante por la que la joven editorial, de reciente creación, La escalera, apuesta para que miremos, de otra forma, la India.