Un entierro muy particular y una promesa por cumplir. En esta novela Raúl González crea hábilmente una atmósfera que queda muy próxima al lector y nos acerca a conceptos muy sencillos pero que nos harán plantearnos las cuestiones más complejas. Así, esbozados con singularidad e ingenio, se nos aparecen las claves morales de la obra: la necesidad del hombre de encontrar reposo y asiento, el camino que toman las obsesiones y cómo lo que hemos vivido nos marca y persigue.