«Cuando sube el telón, el matrimonio de ancianos formado por el DOCTOR OCHOA y su mujer, ELISA, está sentado en la terraza del jardín posterior de una residencia geriátrica. A pesar de su avanzada edad, se les nota el porte noble de quienes han tenido una vida plena y muy confortable. La mujer, con una toquilla sobre los hombros y gafas de cerca, teje con las agujas de hacer punto una bufanda para su marido. El DOCTOR OCHOA, que viste chaqueta de sport gris sin corbata y pantalones azul marino, deja de leer, se quita las gafas y las deposita, junto con el libro, en el velador que está situado delante de ellos; se pasa los dedos por los ojos y se queda un momento con la mirada perdida en la lejanía.»