Si encuentras un camino sin obstáculos, probablemente no lleve a ninguna parte. Esta es la consigna que la joven germano-argentina May recibe de su padre el día de su boda con el que promete ser el hombre de su vida, Narciso, al que conoció durante el último verano de Franco. El inicio de su camino coincide con la transición española en León, paradigma de ciudad provinciana. Los acontecimientos arrastran con un ritmo trepidante a la protagonista por escenarios tan cosmopolitas y exóticos como París, Bruselas, Malawi, Londres, Berlín, La Habana, Madrid o Barcelona, y por otros tan entrañables como Boñar, Mansilla de las Mulas, Villafeliz de Babia, el Bierzo, algún lugar de Asturias o la Galicia profunda. A lo largo de la trama desfilan múltiples personajes, destacando los hombres-tipo, como el progre incongruente, el clásico amante galán casado, el solterón enmadrado, el adicto a las mujeres presa de sus contradicciones, el millonario en busca de una mujer con que decorar su éxito, el retráido emocional incapaz de definirse, o el artista cubano luchador que, haciendo bueno el tópico de la prensa rosa, se desenmascara como gigoló. Escrita con erudicción y observación aguda, esta novela de evolución se podría calificar de atrevida, entre intimista y mordaz, dialéctica y tangible, intertextual con una diversidad de estilos (monólogo interior, diálogo, epistolar, citas literarias, entrevistas o anuncios), y un tono predominantemente satírico-humorístico, a pesar de escenas de gran carga dramática.