La figura del Buda, y la sabiduría que irradian sus enseñanzas, son , para la Humanidad, y aún en pleno siglo XXI una luz en las tinieblas, un faro en el proceloso mar de la vida humana. NInguna otra religión reconoce tanta importancia a los hallazgos de la propia conciencia, a la serena reflexión y ala búsqueda del saber.