“Hablar de Quevedo —dijo Alberti — es hablar de un poeta extraño, de un alma en claroscuro violento, de un hombre endiablado con fulgores de ángel, de un espantoso, amarillo, torturado ser...” satírico por temperamento, agudo observador encarcelado, critico mordaz de la mediocridad cortesana, quevedo es, sin lugar a dudas, el genio del barroco español. el buscón debe considerarse como una sátira de costumbres, un amplio muestrario de caracteres al que quevedo pasa revista mediante un personaje interpuesto: don pablos, el protagonista de la historia, cuyas experiencias ayudan al retrato descamado y ocurrente de la españa del siglo xvii.