Un hombre cuyos espejos adelantan, un niño que dibuja las figuras de quienes han de morir próximamente, el filósofo Baruch Spinoza embelesado ante la belleza de uno de sus aprendices, una ciudad cuyos habitantes optan de repente por el suicidio colectivo y espontáneo. Éstas son algunas de las historias que conviven entre las páginas de Ceremonias de interior. Divertir pero, al mismo tiempo, incomodar son dos de los objetivos fundamentales que presiden este volumen, en el cual se combinan argumentos de largo recorrido con textos hiperbreves que, mediante la ironía, buscan indagar en el subconsciente del lector. Escritas desde la conciencia de que el hecho de la escritura es una ceremonia íntima que se establece entre autor y lector, las ficciones que conforman este libro han sido elaboradas recurriendo a un continuo juego de guiños intertextuales y abordando, desde nuevas perspectivas, temas clásicos de la literatura y el pensamiento, pero con un tratamiento preocupado por la amenidad entendida como valor literario y por la necesidad de atrapar al lector desde las primera líneas. (...)