En 1976, un singular Antonio Buero Vallejo -La pereza es el más bello de todos los vicios- repasa con Joaquín Soler Serrano su trayectoria: A mí, escritor, no me gusta escribir, de moso que yo trabajo poco, esa es la verdad. Ten en cuenta que yo llevo 27 años en el teatro y he estrenado, en números redondos, 20 obras. La guerra civil le sorprende con tan solo 19 años: Quise alistarme. Yo tenía mis convicciones y entendía que era un deber. Cuenta como posteriormente será detenido y condenado a muerte, aunque la pena capital le es conmutada: Una etapa dura, sin duda, pero es una etapa de la que estoy inmensamente satisfecho de haber vivido. El teatro, una afición arraigada desde la infancia junto con la pintura -Yo quería ser pintor. Creo que como dibujante era bastante bueno-, acaba imponiéndose. La aparición de su primera obra, Historia de una escalera (1947), es una especie de punto de ruptura en el teatro español, Yo lo que intentaba, simplemente, era escribir un teatro acorde con mi sensibilidad y acorde con mis preocupaciones. Entre sus obras destacan El tragaluz (1967) y El sueño de la razón (1969): En mi teatro sí hay una cierta beta quijotesca. Creo que una de mis influencias literarias es la de Cervantes y concretamente la de Don Quijote.
