Una obra que retoma la línea que Arlt y Onetti trazaron para la novela negra en castellano. Un hombre aparece muerto en brazos de una de las dos mujeres con las que convivía. ¿Suicidio o asesinato? Al frente de la investigación se sitúa un inspector con una particular idea de la belleza, fascinado por la luz de París y con cierta tendencia morbosa a enredarse en las historias pasionales de los sospechosos. «Yo me voy a tu cadáver y me extiendo, plácidamente, con la cabeza en tu vientre. Ya falta poco y no pienso cerrar los ojos. Quiero ver y estar en cada momento de su rostro, el paso del vacío al pánico y de la histeria al vacío».