Los conflictos del futuro se han precipitado. El mundo ha cambiado profundamente en estos últimos pocos años. ¿Qué ha ocurrido? ¿Y qué debemos hacer para asegurar nuestra supervivencia polÃtica y económica en el siglo XXI? Una mirada a los paÃses llamados a protagonizar la historia del siglo XXI como grandes potencias no augura nada bueno. Europa no está ahora en condiciones de unificar sus intereses y defenderlos con una voz potente; las estructuras poco sólidas de la UE seguirán debilitándose con la ampliación hacia el Este. Estados Unidos, aunando desastrosamente sus ansias hegemónicas y su conciencia mesiánica, persiste en el empeño de aumentar su poder. Rusia, todavÃa una potencia mundial gracias a sus inmensos recursos naturales y su arsenal nuclear, seguirá ocupada en sus propios problemas mucho tiempo. Y China prospera como nadie, y muchas miradas, sobre todo de naturaleza económica, están puestas en PekÃn. Helmut Schmidt inicia su libro con la descripción de un escenario sombrÃo: más Estados en posesión de armas nucleares, atentados a gran escala en nuestras grandes ciudades, creciente presión demográfica en el hemisferio sur y profundización de la brecha entre el bienestar y la pobreza. Sin embargo, la gran incógnita es saber qué ocurrirá con Estados Unidos. Algunos analistas consideran ya que la guerra de Irak es el principio del fin de la ilimitada hegemonÃa americana. Pero ¿serÃa deseable que la potencia hegemónica se retire de las zonas conflictivas del planeta? ¿Qué pueden y qué deben hacer los paÃses europeos para incidir activamente en el curso de los acontecimientos?
