Las princesas de verdad no crecen en los árboles. Hay que esperar a que ellas vengan a ti. Y si alguna lo hace, sólo para asegurarte, prepárale una cama con doce colchones de plumas y debajo coloca un pequeño guisante. Luego espera que se oculte la luna y que salga el sol, y si ves que se despierta con el cuerpo amoratado y dolorido, sin duda sabrás que has encontrado a una princesa de verdad. La historia, todos la conocemos, de este tradicional cuento oral de Andersen , pero asomémonos a la aventura de descubrir una nueva forma de narrar: encantadora y fascinante. Hace un tiempo, no demasiadas lunas, Lauren Child y Polly Borland recrearon este cautivador cuento de hadas en miniatura, dentro de una casa de muñecas. Lauren construyó las habitaciones sobre cajas de cereales y cartones pintados. Dibujó, recortó y vistió a los personajes en papel. Los objetos y adornos eran tan diminutos que hubo que colocarlos con pinzas, aunque, como en la mayoría de las casas de muñecas, no todo está a escala.
