Por un instante, sentà la tentación de quedarme inmóvil; después me levanté y la seguà a todo correr. En la densa oscuridad pude percibir su silueta junto a una barquichuela. La empujaba con Ãmpetu hacia el mar, que no habÃa depuesto su violencia. Logré alcanzarla antes de que consiguiera su objetivo y le dije cuanto me vino a los labios para que se calmase y perdonara mi intromisión en su choza, claro que ella no entendÃa ni una palabra de mi idioma. Retuve la barca y por gestos le di a entender que yo me irÃa de allà en seguida. Entonces la luna se abrió paso tÃmidamente entre los nublos, que ya iban de retirada y con emoción profunda me di cuenta de que estaba ante una mujer joven de una belleza prodigiosa y totalmente desnuda. Me increpó en su lengua, pero yo, atónito, no conseguÃa reaccionar. Por gestos nuevamente le fui indicando que ella podÃa regresar sin miedo a su cabaña y que yo me quedaba en la playa hasta el amanecer.