Entre los miles de misioneros jesuitas enviados a tierras de infieles ha habido muchos que a su vocación misionera unÃan un vivo interés por la cultura de los pueblos evangelizados. No sólo eran misioneros, eran también humanistas; eran exploradores además de heraldos del Evangelio, eran pioneros en el descubrimiento de pueblos humanos, además de apóstoles del cristianismo. CumplÃan asà una doble misión: evangelizar y acercar culturas y pueblos.