¿Por qué el tango, música del instinto sexual y la algarabÃa prostibularia a fines del siglo XIX, se convierte en tan pocos años en un discurso que afirma valores morales tan opuestos a los que le dieron origen? ¿Por qué el placer se transmuta en condena y el regocijo en melancolÃa? Como dice Tomás Abraham en el prólogo, son varias las entradas que ofrece este libro: puede leerse como una historia del puritanismo argentino; pueden leerse los vaivenes y rupturas que ha tenido la música en relación con el baile y la poesÃa, y puede leerse también el modo en que se imbrican vidas y obras tal como se analiza en la segunda parte del libro. Arolas, De Caro, Cobián, Troilo, Piazzolla -vidas que se escriben en partituras- y Celedonio Flores, Contursi, Manzi, Discépolo, CadÃcamo, Castillo -fantasmas que ladran en versos- son los compositores y poetas que Varela eligió, en un recorte deliberadamente personal pero no caprichoso, para dar cuenta de las transformaciones en el espÃritu del tango
