Cuando en 1312 el Vaticano conden贸 y persigui贸 a la Orden del Temple confiscando todas sus posesiones y bienes, los templarios, que ya eran excelentes navegantes, se echaron definitivamente al mar. Su objetivo inmediato era muy claro: vengarse del papado y de los reinos cat贸licos que serv铆an a la Iglesia. Su gran flota, amarrada en el puerto franc茅s, de La Rochelle, se esfum贸 como por arte de magia. Poco despu茅s, la flota perdida del Temple reapareci贸 enarbolando por primera vez la temida ense帽a negra con una calavera y dos huesos cruzados. En los mares inabarcables y libres, piratas y templarios se influyeron mutuamente en pos de un ideario y un sue帽o, marcando no s贸lo su futuro com煤n, sino tambi茅n buena parte de la hhistoria posterios de Occidente.