Jueves 26 de mayo de 1831. Una joven es llevada al cadalso acusada de crimen de traición. Habían encontrado en su casa una bandera a medio bordar con el lema liberal Igualdad, Libertad y Ley. Se trata de Mariana de Pineda. Nacida el 1 de septiembre de 1804, hija natural de un marino de rancio abolengo y de una joven humilde. Al morir su padre, quedó bajo la tutoría de su tío y luego pasó al cuidado de otra familia, con quienes vivirá hasta su boda con un militar. A los tres años quedará viuda y con dos hijos. España vive una época convulsa. Tras un trienio de libertades constitucionales, después de la proclamación de Riego; la invasión de los Cien mil hijos de San Luis devuelve el poder a Fernando VII, que restaura el absolutismo e inicia un período de feroz represión conocido como la década ominosa, en la que los liberales se enfrentan al dilema del exilio o el patíbulo. Por todas partes crece el descontento y surgen las conspiraciones. Mariana, que simpatiza con el ideario liberal, se entrega por entero a la lucha. Participa en distintas acciones como en la espectacular fuga de Álvarez de Sotomayor, condenado a muerte. El comisario Pedrosa la vigila de cerca; pero ella, aun en sus difíciles circunstancias personales, sigue apoyando a los insurrectos. Una delación conduce a la policía hasta su hogar donde encuentran la bandera liberal. Es procesada y condenada a muerte, lo que afrontará con entereza, sin descubrir a sus compañeros. Sólo tenía veintisiete años.
