Hasta ahora, en general, los países más desarrollados han mostrado como un espejo su propio futuro a los menos desarrollados. Al menos estos últimos han visto en ese espejo lo que querían ser en el futuro. Desde el Informe Brundtland de marzo de 1987, sabemos que ese sueño de la humanidad corre el riesgo de un duro despertar. ¿Podrá evitarlo la Sociedad del Conocimiento?