En esta obra confluyen esas dos fuentes de conocimiento, a las que se agrega su experiencia clínica de treinta y cinco años de trabajo en la labor docente, psicoterapéutica y psicodiagnóstica. La autora propone aquí que quien se dedica a la tarea psicodiagnóstica tome conciencia de la posición filosófica (epistemologica, gnoseológica y ética) que está sustentando su labor y la revise reflexivamente para convalidarla o modificarla conforme a su concepción de la vida, de la naturaleza del ser humano y de ese proceso que se da entre, al menos, dos personas que comienzan a conocerse