Hegel advirtió el mal que se incubaba con la reducción de la racionalidad a la pura racionalidad científica, y por ello se dio a la tarea de elaborar un nuevo concepto de razón que, sin sacrificar la claridad de la racionalidad ilustrada, incorporase la totalidad de la experiencia humana, especialmente los aspectos afectivos y religiosos. Tras las huellas de la Fenomenología del espíritu, este libro incorpora el tema del sujeto, íntimamente relacionado con la memoria, el proyecto, la utopía, los símbolos y el poder, todas cuestiones fundamentales en la actualidad, a la hora de la aparición y el desarrollo de los movimientos de trabajadores desocupados, y las asambleas populares, que intentan la construcción de un nuevo poder.