Pedro Riera narra con frialdad y desapasionamiento la imprevisible coyuntura de una posguerra. Han sido demasiados agravios, demasiado terror, demasiado crimen sin castigo para que la memoria pueda pasar página. Porque mientras la contienda está viva, cada cual hace lo que se supone que tiene que hacer: matar al enemigo y ganar la guerra para que los suyos prosperen. Pero, ¿y en la paz? ¿Qué sucede cuando hay paz pero la concordia razonable está tan lejos que ni se atisba? Entonces, una violencia solapada y siniestra se hace cargo de la situación. He aquí lo que Pedro Riera nos muestra en Heridas de guerra: la verdad desnuda sobre la condición humana.