La obra, tras un primer apartado que incide en la condición de la ciudad de Valencia como Cap i Casal, explica el significado que en aquel tiempo tuvieron El centenar de la Ploma y la Senyera de la Ciutat e Regne de Valencia. En su estudio, el investigador Francisco Roca Traver enumera las instituciones más representativas y pioneras de la labor social de la ciudad en la Edad Media, como el Procurador dels miserables, que cuidaba de las personas que sufrían prisión y eran abandonados por sus familiares y por la sociedad. Asimismo, el Pare d’orfens se dedicaba a procurar al huérfano trabajo y salario digno, residencia segura y honesta, mientras que el Afferamossos vigilaba las calles y tabernas y perseguía a los vagabundos y falsos mendicantes, la mancebía protegía el orden sexual y la moral pública y en la casa de les repenedides se ejercía la penitencia.