La vida en el régimen carcelario FIES es una continua agresión, todo está concebido para hacerte daño, para recordarte que no eres nada, que tu cuerpo no te pertenece, que les pertenece, que no tienes voluntad de desición para hacer nada, te van a castigar exactamente lo mismo por matar a una persona que por robar un paquete de sal. Es la destrucción de la persona, la aniquilación y la negación de la comunicación, lo que pretenden es romper a la persona y anularla. Cuando empieza el día, por lo general quieren que todo se dilate un poco más en el tiempo. Por ejemplo, las personas que ellos saben que les gusta el deporte, que les gusta salir al patio a primera hora, van a ser los últimos en salir, y aquellos que les guste estar en la celda leyendo y estar tranquilos, éstos van a salir a primera hora de la mañana . Curiosamente, en verano vamos a tener el agua hirviendo y en invierno vamos a tener el agua helada. Esto no es casual, porque en 18 años me ha estado pasando en todos los sitios, y no puede ser que en todos los sitios pase lo mismo, es imposible, a menos que obedezca a algo. Un día me decía un carcelario: “claro es que ustedes se creen que nosotros llegamos aquí por la mañana y nos sentamos y planteamos la forma de hacerles daño a ustedes”. No te creas tan idiota, ni me creas a mí tan idiota, vosotros sois mucho más simples que todo eso, a vosotros ya os lo dan mascado desde arriba. Este dramático relato fue hecho en enero de 2000 en Hikaateneo por Patxi Zamoro, quien pocos meses después moría tras haber pasado 18 años en la cárcel, 13 años en régimen de FIES y 3 años en aislamiento. Los textos aquí recogidos corresponden a las intervenciones habidas en el ciclo titulado “La cárcel y los derechos humanos”.