Con este poemario he querido romper una lanza por la libertad y por el individualismo, aunque esto último sea poco correcto políticamente. He pretendido levantar la voz, gritar y protestar por la pervivencia de los valores caducos. Al escribir estas líneas, mi propósito no ha sido otro que vivir, implicarme en la vida e intentar renovarla. Pues percibo a mi alrededor muchas ideas, ya periclitadas, que se empeñan en presentarse como el último grito. Por supuesto, también he intentado dar expresión a la belleza y a la plenitud con que ella nos invade.