La causa de la emigración irlandesa a los reinos de la Monarquía hispánica no hay que establecerla sólo en la política agresiva inglesa y represión durante las distintas guerras irlandesas. Desde el continente se favoreció cuanto se pudo su benévola y útil acogida. Que los emigrados pudieran emplearse en los ejércitos podía resultar provechoso, y el hecho de que bastantes irlandeses estudiaran en el continente impulsó la emigración de innumerables católicos. España fue algo más que un refugio para los irlandeses. Fue una esperanza, algo mítico. Felipe II tendrá una gran responsabilidad al poner el caldo de cultivo. Muchas veces el monarca pasó días enteros discutiendo con sus secretarios y consejeros cómo solucionar el problema irlandés.