Una mañana de verano, un pequeño sastre, sentado junto a la ventan de su taller, cosía sin parar de muy buen humor.En esto, apareció una campesina a la que le compró nata fresca. El aroma de la nata fresca se extendió por la habitación y llego a las paredes, llenas de moscas que se desplazaron en enjambre para asediar su presa. El hombrecito se puso a ahuyentar a tan importunas visitantes. Pero las moscas no se dejaban espantar fácilmente. Las moscas colmaron su paciencia, por lo que decidió echar mano de un buen trozo de trapo del cajón. Enfurecido dio un golpetazo matando a SIETE DE UN GOLPE