Procedente de una familia acomodada de Nueva York, Andy da muestras, a muy temprana edad, de un comportamiento anómalo. Sus manÃas le pueden llevar a pasarse horas limpiando meticulosamente todos los rincones de su habitación o metido en la bañera. Pero sus padres, liberales y muy permisivos, niegan la evidencia y tiene que ser el propio chico el que les pida que le sometan a un tratamiento. Más tarde, en la universidad, su manÃa depresiva se agudiza y empieza a ingerir grandes cantidades de alcohol y drogas. Cuando acaba su carrera y se instala en Manhattan empieza una vida de derroche, drogas y extravagancias que le llevarán a cambiar constantemente de profesión, a frecuentar los locales más turbios de la ciudad y a tener relaciones sexuales compulsivas y frenéticas. Cuando se encuentra al borde de la autodestrucción, prueba un nuevo tratamiento, el de los electrochoques, que supondrá un cambio radical en su vida.