En Cabo Verde aún es posible encontrar pequeños pueblos de pescadores, entrañables ciudades de arquitectura colonial, extensas playas de arena blanca de aguas verdes y cristalinas, podemos ascender a cimas y volcanes, contemplar espectaculares acantilados y macizos escarpados, perdernos por mercados variopintos y comprar productos elaborados de forma artesanal, comer del delicioso y tÃpico cúscus caboverdiano, languidecer con el sonido nostálgico de mormas y coladeiras, o bailar a ritmo de funamá.