Pregunto a tu poeta y me responde el tiempo. Acaricié los brazos de la luna para llegar a tí, viajé por los infiernos y llegué a besar los cielos. Nunca encontré detrás de las cenizas un rostro que me hablase de aquella mujer que seré. Sin embargo, el tiemo produjo sus constelaciones y caminé segura sobre la cuerda floja. Abraché a mi cintura manos con las que dibujar sonrisas y transformar los miedos de la noche. Construí casa, trabajo, horas para volar y también las horas del amor y del deseo. Un invierno de luz. trajo las letras precisas para escribir tu nombre.