El suicidio no es s贸lo un fen贸meno connatural a la condici贸n humana; es tambi茅n la primera causa de muerte violenta en el mundo, por delante de los homicidios y los conflictos b茅licos. Y, a pesar de ello, el suicidio no siempre revela un desea de autodestrucci贸n. Desaparecer voluntariamente significa la posibilidad de autodeterminaci贸n, la liberaci贸n del dolor surgido del vivir, y tambi茅n satisfacer un instinto de muerte com煤n a todo ser. 驴qui茅n no ha tenido, siquiera una vez, la tentaci贸n de abandonarse?. La historia de Occidente, como nos muestra Ram贸n Andr茅s en este libro plet贸rico de erudici贸n y sabidur铆a, ha enjuiciado la muerte voluntaria de muy diversas formas, consider谩ndola, seg煤n la mentalidad de cada 茅poca, ritual de honor, objeto de delito, raz贸n del diablo, perversi贸n moral, expresi贸n del miedo o extrav铆o patol贸gico. Los suplicios a los que era sometido el cuerpo del suicida desde los albores de la cultura occidental denotan la repulsa hacia un hecho que, parad贸jicamente, nos facilita una meditaci贸n sobre la vida. Estigmatizado por la Iglesia durante la Edad Media, juzgado con arbitrariedad entre los siglos XVI y XVII, absorbido por la medicina y la literatura durante las dos siguientes centurias, y confiscado por la sociolog铆a y la psiquiatr铆a del siglo XX, el suicidio, que ha sido y sigue siendo un suceso cotidiano (la primera causa de muerte en el mundo), supone una fractura que socialmente se niega y se prefiere ocultar.
