En España, las grandes empresas están en manos de los de siempre, algo que no ocurre en otros lugares del mundo. Con esta afirmación abre Miguel Janer su estupendo libro, en el que explica cómo desde hace cien años los grandes bancos, las más importantes constructoras y las principales compañías eléctricas, petroleras o de telecomunicaciones son controladas por un puñado de notables que, gracias a su herencia familiar o a su filiación política, llevan las riendas de lo que puede llamarse la Gran Economía. ¿Quiénes forman parte de este grupo de poder que monopoliza las obras públicas, fija los tipos de interés, el precio de la gasolina o del teléfono? Ilustres miembros de la oligarquía financiera por todos conocidos: Ybarra, Rato, Botín, Alierta, Cortina, March, Koplowitz, Oriol, Entrecanales, Abril Martorell y algunos otros que gestionan compañías como SCH, Dragados, ASC, Gas Natural, Iberdrola, Repsol YPF, Telefónica... A lo largo de sus páginas, Todo queda en familia nos demuestra un hecho indiscutible: que en el panorama empresarial español, jugar puede jugar cualquiera, pero en primera división sólo los elegidos.