El profesional español de la empresa es inteligente, creativo, imaginativo, polifacético y apasionado. Tiene ideales y un alto concepto del honor. Trabaja mucho y ciertamente no por el dinero que le pagan. Sin embargo estamos inmersos en una cultura individualista y mercantilista que busca el éxito fácil, el truco, el apaño, el dinero rápido y la chapuza. Nos maltrata y desata en nosotros el fantasma del miedo que oscurece la inteligencia y nos impide trabajar mejor. Además, conforme entramos en la era de la globalización y de la complejidad, la presión está siendo mayor. El antídoto para cortar este círculo de fuego y mejorar nuestra calidad personal y profesional es la confianza , como fundamento para desarrollar la persona y la productividad, y evolucionar hacia una cultura integradora y solidaria, que hoy día es la única ventaja sostenible.