Se nos impone una relectura de los textos y de los autores que la misma historia nos dejó como legado, o sea, una vuelta sobre el pensamiento de Freud y de Lacan. Si tomamos la historia como homogénea, cometeremos el error de llevar a cabo una nula lectura. Si la consideramos en su heteroneidad, veremos que el pensamiento no es nunca uno en sí mismo, nunca se reune, sólo en apariencia es como una unidad. El legado recibido tiene la particularidad que no puede pervertir el método, por lo tanto lo que pide es una interpretación y ésta es la cualidad más importante de lo heredado, si no, todo se transforma en letra muerta o en una acumulación de datos recibidos sin destino.