GENERACIÓN DEL 98 Gustavo de Maetzu pintó en 1917 dos cuadros fulminantes: son La fuerza y El orden, oscuro matrimonio que copula sobre el pobre jergón de los humildes. Lamen ochenta años con su lengua los lienzos donde el 98 fue dejando su protesta civil, su carbón ceniciento, su sobresalto lírico, su expresionismo de catástrofe y su respiración comprometida.