el espacio que dibuja la reviviscencia no es el que ocupa la memoria (...) memoria y recuerdo son dos cosas distintas, y (...) la exploración sólo conduce al dramático atisbo de un dominio propio sumergido, del que casi todo lo que aflora es falso; porque lo verdadero pertenece a otro y una fotografía no es una reproducción sino la acción devastadorae cada día; pues todas las fotografías están tomadas por la muerte. Estas palabras de Juan Benet podrían definir la aventura propuesta en este libro. El sueño del origen y la muerte cierra así un ciclo iniciado al término al término de Proximidad del silencio.