Aunque el corazón, según el doctor Barnard, solo es un dispositivo de bombeo, nada más, ha resultado fuente inagotable de metáforas para los poetas y la poesía a lo largo de los siglos. El que aquí se declara independiente es corazón civil y cotidiano, reflexivo y sincero, desobediente a las imposiciones, observador y crítico, avisado, memorioso y tenaz. Es corazón de bandearse por el mundo sin ni bandos ni bandas; no solitario, no, ni cazador, sí más bien solidario y entregado por propia voluntad a quien se debe. Corazón en el mundo , palpitando a su aire. Corazón independiente cierra y culmina algo así como una trilogía comenzada con Otros labios me sueñan y continuada con De lo real y su análisis, y es, de principio a fin, una personal declaración de independencia.