Al director general Dominick LaRocca le encantaban la buena comida y las mujeres bellas. Pero ya no podÃa disfrutar de ninguna de las dos cosas, porque sus abuelas, que deseaban verlo casado, estaban haciéndole una increÃble campaña de marketing. Ahora que era el hombre más deseado, necesitaba un guardaespaldas.