Por Hombre debemos entender al Yo Vivo, consciente y pensante, como individuo, podemos considerarle compuesto por cuerpos en las diversas envolturas en las que el Yo está encerrado, cada una de las cuales le sirve para funcionar en las determinadas regiones del Universo. La identificación con estos cuerpos, que sólo tienen una existencia pasajera, es, en realidad tan necia y poco razonable, como si nos identificáramos con nuestros vestidos; no dependemos de ellos, sino su valor está en proporción de su utilidad.