Sevilla, 1256. Nace un niño bastardo en la ciudad vieja habitada por gentes nuevas. Como tantosotros de su condición, es un niño que parece abocado a sumergirse en el limbo del olvido. Peropor puro milagro, el chiquillo desamparado burla los riegos de las calenturas y las ratas, parasubir a las cimas de una gloria nunca antes alcanzada por alguien nacido en sus circunstancias.Posee una fortaleza física y espiritual extraordinaria, gracia, belleza y buena estrella.Después de una larga vida de éxitos militares y fracasos del corazón, temido y respetado porpríncipes a ambos lados del Estrecho, adorado por el pueblo de Castilla, inmensamente rico,Alfonso Pérez de Guzmán encuentra un final épico en las laderas de Gaucín. Su nombre está enboca de todos, que le apodan “El Bueno”, por su sacrificio a las puertas de Tarifa.Su hijo y heredero, don Juan Alfonso, encumbrado por la fama y la fortuna de su padre,quiere reforzar la posición de su casa, la casa de Guzmán, componiendo un relato de la vida delfundador que elimine los pasajes oscuros, como su origen bastardo o las turbulentas relacionesque tuvo con su madre, doña María Coronel. Pero un esclavo judío con ansias de venganza va aimpedirlo.Mi nombre es Zag ben Yuçaf Barchilón y escribo por venganza. Como pastor de almas, ya sé quevos debéis amonestarme por tomar el cálamo alentado por tan bajo sentimiento. Os ruegopaciencia. Espero que después de leer esta crónica logréis entenderme y perdonarme.
