La lucha contra la pandemia nos sitúa ante debates políticos de gran calado cuando todavía la democracia no se ha adaptado a la sociedad tecnológica del siglo XXI. Estamos viviendo circunstancias excepcionales como las medidas de limitación de los derechos individuales, el uso masivo de datos personales por los Estados para seguir a los afectados —con las consiguientes amenazas a la intimidad—, la aparente mayor rapidez de regímenes autoritarios como China en atajar la propagación de la enfermedad, la valoración de la disciplina social como una virtud en alza… Elementos nuevos que obligan a nuestras democracias y a la opinión pública occidental a definirse ya sobre el futuro colectivo que queremos. Los autores, desde posiciones ideológicas opuestas, piden repensar la democracia.